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Apoyar en vez de educar

Una práctica sin educación

¿Como es una relación sin educación en la práctica? ¡Es un campo muy amplio! Personas iguales se relacionan desde su posición, se encuentran en toda la pluralidad y el resultado de su trato es tan variopinto como la vida.

Hace ya 25 años, en un estudio científico con niños, se investigaron y comprobaron las posibilidades de comunicación libre de educación. De los resultados científicos se formó »Amication«. Desde la concepción amicativa, relaciones libres de educación son posibles de ejercer de manera ilimitada y tienen sentido y son benéficas tanto para adultos como para niños. Entretanto hay niños que han crecido sín educación y que hoy en día son adultos y que tienen niños que crecen sin educación. Una nueva tradición ha comenzado.

La teoría de la práctica »amicativa« está muy desarrollada y a las muchas preguntas sobre la práctica hoy en día existen respuestas seguras. Así por ejemplo se espera con frecuencia que padres amicativos dejen hacer a sus niños lo que ellos mismos decidan. ¡Eso es la esencia de toda teoría amicativa! Sin embargo no es así.

»¡Ponte el gorro!« – »¡No quiero!« Una madre en conflicto con su hija de tres años. El mundo es interpretado. ¿Qiuén interpreta correctamente? La respuesta amicativa es: Cada uno interpreta a su manera, el uno tiene tanta razón como el otro. La madre le dice a la hija su visión de las cosas, la hija le dice a la madre su visión de las cosas. La madre tal vez la diga varias veces, la niña responda varias veces. Entonces puede ser que coinicidan: »Me pongo el gorro« o »Bueno, entonces vete sin«.

O mantienen sus apreciaciones contrarias y no se ponen de acuerdo. Entonces por lo general el adulto va a imponerse y el niño tiene que hacer lo que el adulto quiera. Esto en familias amicativas tampoco es diferente.

A pesar de toda la contrariedad en los actos: a nivel psicológico no hay un ataque al mundo interno y la soberanía del niño. El »no« del niño es entendido como expresión de un ser humano de mismo valor y soberanía interna que quiere ir otro camino – pero que el adulto, por sus propias razones, no puede admitir. Pero solamente se refiere a la acción, al »Haz lo« o »No lo hagas« y no a la psique, al »Reconócelo – yo tengo razón«. En el conflicto »amicativo« no hay un ataque por parte del adulto al alma y la identidad del niño y por eso tampoco una defensa vehemente correspondiente. Un conflicto »amicativo« transcurre por otras vías.

A nivel psicológico la posición amicativa y la posición tradicional pedagógica son contrarias. Aqui el reconocimiento del mundo interno soberano del niño, de la relación e intercambio con un ser humano de valor entero – allá la constatación de la falta de existencia de un mundo interno soberano del niño, educación e instrucción a un ser humano que se está desarrollando hacia su valor entero. El reconocimiento por parte de adultos amicativos de la soberanía del niño no les quita la capacidad de ejercicio – pero sus acciones son de otra calidad psicológica.

Libre de tutela, de querer hacer razonable, de querer romper terquedad, para el adulto amicativo se abren otras posibilidades: el escuchar psicológico – empatía. De la misma forma el niño puede percibir psicológicamente al adulto. Como no es atacado, no tiene que perder sus energías en la defensa contra el adulto. Por eso los dos pueden percibir la urgencia del otro. Los dos están abiertos para notar realmente, es decir a nivel emocional y existencial, lo importante que es para el otro su interés. Se perciben mutuamente, experimentan también durante conflictos, también al triunfar y también en el fracaso, quién es el otro bajo su propia autoconcepción.

El adulto y el niño se informan sobre sus intereses y se comunican al mismo tiempo sus necesidades a nivel emocional. Esto se repite unas cuantas veces, a veces con palabras y explicaciones, a veces sin. Entonces puede pasar que se imponga uno – a veces el adulto, a veces el niño – pero por lo general el uno deja hacer al otro. Porque las urgencias de dos personas raramente tienen el mismo peso. »Entonces haz tú« – esto es más probable. Pero eso solamente es posible, si en el centro del conflicto no hay aspectos existenciales: Razón y obedencia que el adulto exige del niño, dignidad y aprecio de sí mismo, que el niño quiere saber respetado por parte del adulto.

En la práctica libre de educación los conflictos no se resuelven con un esfuerzo (digno de admiración), sino la mayor parte de las veces se disuelven solos a causa de la estructura empática de la comunicación amicativa. Eso no se consigue de forma específica, ni se prepara, ni se elabora o algo semejante. La vida cotidiana amicativa con niños no se puede poner en escena. Es un dar y tomar auténtico entre compañeros de igual valor. La paz diaria casual con niños se percibe como regalo que resulta de la actitud amicativa.